Hemeroteca de las mamandurrias y otros desatinos radicales de la izquierda radical

miércoles, 6 de enero de 2016

Podemos y Syriza

   


Jaime González deja en evidencia el 

populismo de trampa y cartón de

 Podemos ejemplificando lo que sucede 

en Grecia con la Syriza de Alexis Tsipras

Entrevista


Dijo Pablo Iglesias que Tsipras era «un león defendiendo a la patria de los buitres». Alexis iba camino de convertirse en Mufasa, pero se quedó en Rodolfo, el león mimosito de Mari Carmen y sus Muñecos. Una pegatina de Syriza adorna el teléfono de Pablo Iglesias; cuando suena, lo lógico sería que rugiera Tsipras, pero a la manada populista le han cortado la melena y cambiado la voz. Ahora parece una coral de «castrati» (Tsipras se da un aire a Giovanni Carestini, «Cusanino», cantante italiano al que le arrancaron el mondongo para que hiciera gorgoritos en la «Griselda» de Bononcini).
Antes de la operación, cuando era «un león defendiendo a la patria de los buitres», se subía a un peñasco y gritaba: «¡La insistencia ciega en los recortes no puede traer otra cosa que un recrudecimiento de la ya de por sí dramática situación social; no, no y no!».
Dice que:
Caramba con Mufasa, qué porte, qué manera de enfrentarse a los buitres, qué viril donosura que exhibía el Rey León. Ahora es Rodolfito, un león de trapo anunciando la mayor batería de recortes sociales que se recuerda en Grecia: toda jubilación superior a los mil euros se ha visto ya reducida entre un 35 y un 45 por ciento, y todas las demás lo han sido en un porcentaje inferior (eliminándose la paga extraordinaria para casi todos los jubilados). La media de jubilación no supera los 650 euros y los nuevos cotizantes deberán trabajar hasta los 67 años para poder retirarse con la pensión completa.

 Y remata:
Y, sin embargo, una pegatina de Syriza sigue adornando el teléfono de Pablo Iglesias. Ese es el auténtico móvil del populismo: vender paraísos que nos condenan al infierno. Moraleja: no por mucho rugir amanece más temprano. Pregúntense quiénes son los buitres y quiénes los leones. Y, sobre todo, no se fíen de las hienas. Que se lo digan a Timón y Pumba, que salvaron el pellejo en el tiempo de descuento.





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